La otoplastia se realiza bajo anestesia local o general, dependiendo del caso. La técnica quirúrgica varía según la deformidad que se vaya a corregir, pero en general se realiza una incisión detrás de la oreja para acceder al cartílago auricular. El cartílago se reestructura y se moldea para lograr la forma deseada. Finalmente, se cierra la incisión con suturas.

La recuperación de la otoplastia suele ser rápida y sin complicaciones. El paciente puede volver a casa el mismo día de la cirugía. Se recomienda usar una venda en la cabeza durante unos días para proteger las orejas. La mayoría de los pacientes pueden reincorporarse a sus actividades normales en una semana o dos.

La otoplastia se puede realizar a partir de los 6 años, que es cuando las orejas ya han alcanzado un tamaño cercano al definitivo. En algunos casos, puede realizarse incluso antes si la deformidad auricular es muy evidente y afecta al desarrollo social del niño.